![]() FECSA: La recompensa a Juan March por los servicios prestados a Franco
Un día Gregorio Marañón le preguntó a Juan March cual era su secreto, y éste
le contestó: mi secreto es que olfateo el dinero, éste y no otro, fue el motivo de que el
cual el último pirata del Mediterráneo protagonizaría uno de los episodios más oscuros
de la posguerra española, apoderándose de la Compañía Eléctrica de Cataluña, en el que
fue considerado el mayor acto de piratería financiera de la historia bendecido por el
Estado Español.
La compra de obligaciones de Barcelona Traction Light and Power Company
Limited (también conocida por la Canadiense) fue planteada a March en 1940 por el
ingeniero Carlos E. Montañés, pero en aquellos años Juan March estaba sumamente
atareado con los negocios de la guerra y pospuso el asunto para más adelante. Al
finalizar la segunda guerra mundial, March inicia la compra masiva de obligaciones de
Barcelona Traction y las concentra en una sociedad constituida ex-profeso con domicilio
en Tánger.
Para contar con el apoyo del Gobierno Español, el hábil pirata planteó la
operación como una cuestión de estado, para ello apeló a la españolidad del ministro
de industria Juan Antonio Suances, al que le repugnaba profundamente que el control de
un elemento clave para la economía nacional, como el suministro energético, estuviera en
manos extranjeras.
Así las cosas, el día 12 de febrero de 1948 y ante la mirada atónita de propios y
extraños, March insta la quiebra de la Canadiense ante el Juzgado de Reus. En Toronto
no daban crédito a los teletipos ¿dónde está Reus?.
El intrépido juez especial acordó la venta en pública subasta. El día 4 de enero
de 1952 Fuerzas Eléctricas de Cataluña S.A. (FECSA) como único postor se hizo con
todos los activos de Barcelona Traction por un precio irrisorio, March había hecho el
negocio más redondo de su vida.
El dictador Francisco Franco, seguramente muy a su pesar, tuvo que visitar la
mayor empresa eléctrica del país. Así, el día 26 de octubre de 1957 se personó en las
instalaciones de FECSA, durante toda la visita escuchó y escuchó, pero no soltó palabra
(con razón, el brillante ingeniero que guiaba la visita, afirmó que el dictador no se había
enterado de nada).
Podrá parecer raro que Juan March no quisiera celebrar su victoria ejerciendo
de anfitrión ante el dictador, pero lejos de lo que pueda aparentar, la verdad es que
siguiendo su lema de que el desprecio es la peor de las ofensas, delegó en su hijo
primogénito con toda intención. Su matrimonio con Franco fue de conveniencias, puesto
que ni March soportaba al decrépito dictador, ni Franco soportaba al último pirata del
Mediterráneo.
Pero la guerra por la eléctrica catalana no había hecho más que empezar,
Barcelona Traction era parte de un complejo entramado dirigido por la sociedad belga
SOFINA y la reacción del holding eléctrico no se hizo esperar: dos ejércitos de los
mejores abogados lucharon durante más de dos décadas, 494 enjuiciamientos, 37
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sentencias y presiones a todo nivel... hasta que se produjo la victoria definitiva y póstuma
de Juan March ante el Tribunal Internacional de La Haya el día 5 de febrero de 1970.
Carlos March Delgado desplazado a La Haya, estaba eufórico, en un breve
discurso apeló nuevamente a la españolidad del proceso y quiso dedicar un emocionado
recuerdo a la memoria de su abuelo, del que dijo: Su vida y sus obras fueron un ejemplo
constante e imperecedero de voluntad, exactitud, rectitud y amor a su patria. El hizo
posible este triunfo del que hoy se enorgullece España. Ojala que muchos de los que han
criticado y atacado pudieran tomar ejemplo de los actos de su vida ejemplar de español.
Al variar el rumbo del holding empresarial marcado por su difunto abuelo, no
tardarían en acumularse sobre los herederos del imperio March toda clase de problemas.
Uno de los más importantes y que afectó directamente a FECSA, fue la guerra abierta
contra la empresa eléctrica por Raimundo Burguera (el que había sido secretario y mano
derecha de Juan March), con el trasfondo del incumplimiento de las cláusulas
testamentarias del magnate.
Agobiados por las presiones, los jóvenes herederos de una de las siete mayores
fortunas del mundo (con el preceptivo visto bueno de su madre), iniciaron la venta de las
mayores empresas que monopolizaba su abuelo. De todas estas ventas y cesiones
desafortunadas (Trasmediterránea, Procolor, etc.) la de FECSA fue sin duda la mayor
pifia. Prueba evidente de esta apreciación, es el revuelo que vivimos estos últimos meses
por las distintas pretensiones de compra del botín de Juan March por parte de Gas
Natural y E.ON.
En efecto, el viernes 18 de octubre de 1996, el Gobierno autorizaba a la entonces
empresa pública ENDESA a lanzar una OPA sobre FECSA. Por cierto, el ex-director de
FECSA, Juan Echevarría, fue multado por las autoridades bursátiles por uso de
información privilegiada.
Ni que decir tiene, que si el último pirata del Mediterráneo no hubiera fallecido,
ENDESA no se habría zampado a FECSA (habría sido al revés), Gas Natural ya no
tendría Gas y March habría dejado a E.ON en E.OFF.
Se han escrito muchos libros y artículos sobre este affaire. El propio Carlos
March, (nieto de Juan March), canceló esta operación con una frase lapidaria: ha
llegado ahora el momento del perdón y del olvido. ¿Perdón de quién, olvido de qué?. En
esta apreciación, el nieto del último pirata del Mediterráneo, tal vez no tuvo en cuenta lo
más importante de todo: el drama personal y familiar que supuso esta expropiación
forzosa (por llamarlo de alguna manera): miles de inocentes accionistas afectados,
posiblemente y a consecuencia de ello muchos de ellos perecieron en la más absoluta
miseria, un numero indeterminado de familias que lo perdieron todo...
La muerte de Juan March en 1962, nunca investigada ni aclarada, tiene más
sombras que luces. Son muchos los que piensan que podría haber sido objeto de una
conspiración para acabar con su vida, y en este supuesto, uno de los principales
sospechosos del magnicidio sería precisamente un poderoso grupo de accionistas de
Barcelona Traction, el móvil: cambiar el rumbo del proceso.
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