Olía el dinero.
Se hizo famosa la anécdota contada por Gregorio Marañón
sobre esta cualidad de Juan March, fuere como fuere, lo ciento
es que tenía una habilidad para ganar dinero jamás igualada,
hasta el punto de convertir en realidad otra de las anécdotas
que se han contado de él: convertía en oro todo lo que tocaba.
Tenía una visión tan asombrosa del futuro que unido a su fino
olfato para los negocios lo convirtieron en una máquina de
ganar dinero, como él mismo solía decir: lo importante no es
tener dinero sino ganarlo.