Navigation bar
  Home Print document View PDF document Start Previous page
 74 of 75 
Next page End 69 70 71 72 73 74 75  

74
(IRENE cae. MATEO va a sujetarla y comprueba que está herida de
muerte.) 
IRENE.- Quería matar a mi cuñada. Me he puesto tantas veces
voluntariamente en peligro, que me resulta ridículo morir por
equivocación. 
(MATEO intenta taponar la herida de IRENE sin importarle la suya.) 
MATEO.- Irene... 
IRENE.- Hazme el amor como tú sabes. Deja que me vaya oyendo tu
voz de hierro gritando consignas contra los dragones. 
MATEO.- Irene... 
IRENE.- Por favor... 
MATEO.- (Sin firmeza.) ¡Mueran los explotadores! 
IRENE.- Lo puedes mejorar. 
MATEO.- (Casi en un sollozo.) ¡Mueran los dragones! 
IRENE.- Ahora sí. No debimos abrir la puerta de nuestro castillo. 
(IRENE muere en sus brazos. MATEO grita por fin, pero es el nombre
de su odio.) 
MATEO.- ¡Mercán! 
(Luego atraviesa vacilante el escenario y va hacia el despacho de
MERCÁN.) 
MERCÁN.- (Al joven.) Los alemanes van a tener que aumentar la
producción. 
JOVEN.- Morirán muchos. ¿No temes llevados sobre tu conciencia? 
MERCÁN.- Sólo tengo miedo a los vivos. 
(El joven abre la puerta del despacho y entra MATEO.) 
MERCÁN.- ¿Qué haces aquí? 
(MATEO saca una pistola.) 
MERCÁN.- ¿Te ha contratado Quintanar? Recuerda que yo te puedo
pagar más. 
MATEO.- Me han ofrecido amor y de eso usted no tiene bastante. 
MERCÁN.- También se puede comprar. 
MATEO.- «Es amor porque se da gratis». 
MERCÁN.- (Recordando la frase.) ¿Irene? 
(MERCÁN mira al JOVEN antes de que MATEO le dispare.) 
JOVEN.- El que muere por el rayo, no oye el trueno. 
(MERCÁN es herido de muerte, pero no expresa dolor, sino sorpresa.
El joven cae con él, haciendo exactamente los mismos gestos y
ademanes.) 
Previous page Top Next page