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A su regresa a Madrid después de terminar la segunda guerra mundial, doña Carmen Delgado se
encontró con la desagradable sorpresa que su suegra le había retirado el saludo, entonces ella,
sorprendida con aquella actitud se dirigió de inmediato al magnate para contarle lo sucedido y aquél le
replicó “no te preocupes Carmen, tú eres la única mujer de esta casa
que me interesa”. Doña Carmen me contó que había acompañado a
su suegro primero en Roma durante la guerra civil  y después en
Estoril durante la segunda guerra mundial para que no estuviese
sólo, pero lo cierto es que aparte de hacerle compañía, este largo
periodo de convivencia le sirvió para aprender algunos rasgos de la
genialidad de su suegro que más tarde serían de vital importancia
para controlar el imperio financiero y empresarial de Juan March en
la medida de sus posibilidades.  
                                                               Palacio de Juan March en Madrid
Carmen Delgado tuvo cuatro hijos: Leonor, Gloria, Juan y José
Carlos, pero fueron los dos varones los más deseados, March quería
perpetuar su imperio a través de su apellido forjado con sangre y
fuego, y ello solamente era posible a través de los varones.
Complaciendo los deseos de su suegro, Carmen Delgado consagró
muchos años  de su matrimonio a cuidar y educar  a sus cuatro hijos. 
Doña Carmen Delgado acompañada de sus hijos Juan y Carlos
En vida de Juan March, Carmen Delgado no tuvo ninguna actuación de
relevancia, a excepción de la organización protocolaria de las grandes
fiestas celebradas en Sa Vall cuya culminación fueron las bodas de sus
hijas Leonor y Gloria. Fue a partir de la muerte de su suegro en 1962
cuando se erigió en emperatriz de una de las mayores fortunas del mundo.
Desde entonces ha ejercido el  poder absoluto, pero de forma discreta, y
ello ha sido posible única y exclusivamente gracias a su gran inteligencia
y a su poder de convicción, puesto que por sorprendente que pueda
parecer, su suegro no le dejó en herencia ni un solo céntimo.                          Juan March Ordinas y Carmen Delgado
En los últimos años de vida del magnate se deterioraron nuevamente las 
relaciones entre Juan March y Carmen Delgado, especialmente debido a las
interferencias de la musa de March: Matilde Reig Figuerola. Si es cierto
aquello de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, la gran mujer en
la vida de Juan March fue sin duda Matilde Reig. Nacida en Burriana
(Castellón) se convirtió muy pronto en la amante de Juan March (después de su
difunta hermana Mercedes). Son muchas las anécdotas que podríamos relatar
de aquella idílica relación entre el magnate y su “secretaria”, pero nos
ceñiremos únicamente a la del Cadillac: Juan March regaló a Matilde un coche
idéntico al suyo con chofer incluido,  acompañado del hecho de que el verano
anterior a su fallecimiento fuera a pasar unos días junto a ella en su casa de
Burriana, en la que Matilde se había gastado una fortuna, provocó la cólera de
sus dos nueras: ¡Esto es  un escándalo, ahora le ha regalado a su querida un
coche como el suyo con el cual se pasea por Madrid, ha perdido la cabeza!.
Matilde Reig acompañada de Juan March
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