Navigation bar
  Home Print document View PDF document Start Previous page
 18 of 75 
Next page End 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23  

18
sillón, pero hay un joven ocupando su sitio. MERCÁN no parece
sorprendido por su presencia. El joven, vestido con ropas humildes y
un poco antiguas, posee sin embargo una gran seguridad cuando ha-
bla. Cuando MERCÁN y él están juntos, puede apreciarse que con
treinta años de diferencia, son el mismo personaje.) 
MERCÁN.- ¿Has visto a mi mujer? Siempre me insulta con su
silencio. Estarás satisfecho. 
JOVEN.- Todavía no. 
MERCÁN.- Pues más no creo que lo vayas a estar. 
JOVEN.- Tengo tiempo. Todo el tiempo. 
MERCÁN.- O te das prisa o desistes, porque yo empiezo a
acostumbrarme. Me he acostumbrado incluso a ti. 
JOVEN.- Eso es fácil. Yo no reacciono a tus maldades con maldades
mayores. ¡El Mal! Eso sí debes temerlo. 
MERCÁN.- Yo soy el mal. 
JOVEN.- Y lo engendras. Serás tu propio verdugo. Y entonces yo
podré decirte... 
MERCÁN.- (Al mismo tiempo que el joven.) «¡Te lo advertí!». 
JOVEN.- (Al mismo tiempo que MERCÁN.) «¡Te lo advertí!». 
(Ríen ambos con tristeza.) 
Pero no siempre fuiste así. 
MERCÁN.- ¿Y qué más da? Por mucho que insistas soy como soy
ahora. Y me gusta. 
JOVEN.- Esa es la condición del mal absoluto. 
Previous page Top Next page