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NURIA.- Entonces vayamos cuanto antes al asunto de la cita. El señor
Mercán le ha despedido, ¿no es verdad?
VILLANUEVA.- (Resentido.) Después de quince años. He sido su
perro fiel, siempre dispuesto, callado...
(NURIA hace gestos a JORGE para que interrumpa la autocompasión
del ex secretario.)
JORGE.- Señor Villanueva...
VILLANUEVA.- (Sin oírle.) ¡He tenido que soportar tantas
humillaciones! Y después de media vida a su servicio, me despide
acusándome de deslealtad.
NURIA.- (Para interrumpirle.) ¿Fue usted desleal?
VILLANUEVA.- ¿Cómo? ¡Claro que no!
NURIA.- Déle entonces la razón. Es lo que se merece: traiciónele.
JORGE.- Queremos los documentos que comprometen al Gobierno.
VILLANUEVA.- ¿Cómo podría yo tenerlos?
JORGE.- Porque al ser despedido habrá hecho copias.
Después de «media vida» al servicio de mi padre, habrá aprendido sus
métodos. ¿Me equivoco?
VILLANUEVA.- ¿Para qué quieren los documentos?
JORGE.- No queremos arruinar a mi padre, sino evitar que se arruine
él con sus obsesiones políticas. Negociaremos con el Gobierno. A
cambio de esos papeles exiliarán a mi padre, pero no tocarán sus
negocios.
VILLANUEVA.- (Sibilino.) Hay otras personas interesadas en esos
documentos.
(Ante la vacilación de JORGE, interviene NURIA.)
NURIA.- Esas personas sólo quieren acabar con mi suegro y, si lo
consiguen, a usted lo único que le darán es dinero.
VILLANUEVA.- No es poca cosa el dinero, sobre todo, si es mucho.
NURIA.- Es que Jorge puede ofrecerle dinero y dos cosas más.
JORGE.- (Sin saber a qué se refiere la mujer.) ¡Exacto!
(Hay una pausa. VILLANUEVA espera. Como JORGE mira a
NURIA, ésta interviene)
NURIA.- Una, devolverle a su trabajo con las mejoras que considere
oportunas.
VILLANUEVA.- ¿Y dos?
NURIA.- Venganza. Mi suegro lo despidió a usted y usted conseguirá
despedido a él.