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una anarquía. Hoy una iglesia, mañana una fábrica. Eso sí es
terrorífico.
VILLANUEVA.- Comprendo, bueno quiero decir...
MERCÁN.- (Interrumpiéndole.) ¿Qué despachos hay para hoy?
(MERCÁN desarrolla una actividad continua: lee papeles que le da su
secretario, a veces se los devuelve, otras los arruga, arrojándolos a una
papelera, recibe llamadas telefónicas y las hace, dicta cartas, apaga el
puro, enciende otro ... Sólo cuando se indique se oirá su voz.)
MERCÁN.- (Dicta una carta.) 11 de mayo de 1931. Distinguidos
señores, dos puntos, estoy de acuerdo con su oferta...
(En otro lugar de la escena MATEO, el LADRÓN contratado por
MERCÁN es iluminado por el fulgor del incendio. Lleva en su mano
una antorcha humeante y cumple con su trabajo. Detrás de él pasa
gente corriendo y gritando.)
MATEO.- ¡Los conventos poseen las riquezas que a nosotros nos
hacen falta para comer!
(El secretario habla por teléfono)
VILLANUEVA.- (En alemán.) Sí, don José Mercán desea hablar con
usted. (A MERCÁN.) El señor Kruger.
(Le pasa el teléfono.)
MERCÁN.- Querido amigo, me alegra oírle... Sí el plan ha
comenzado ... Será una estrategia lenta, pero eficaz, no lo dude.
MATEO.- ¡Muera el clero! ¡Quememos vivos a esos cuervos que nos
chupan la sangre! ¡Vivan los trabajadores!
(MERCÁN ha terminado de hablar por teléfono y subraya unos
papeles, mientras el Secretario le pide otro teléfono a la centralita.)